En 1994, Opel presentó el Scamp II, un prototipo compacto y sorprendentemente visionario. Basado en la segunda generación del Opel Corsa, este concept car exploraba un terreno todavía poco transitado en aquella época: el de los mini SUV y crossovers urbanos. La idea era sencilla pero novedosa: tomar un utilitario de éxito y darle una carrocería más alta, robusta y versátil, capaz de combinar la practicidad diaria con un toque aventurero.
El Scamp II retomaba la filosofía del primer Scamp, pero con un enfoque más moderno. Su aspecto recordaba al de un pequeño todoterreno, con espacio de carga y una altura libre al suelo superior a la habitual en un coche de su tamaño. Este diseño lo convertía en un vehículo pensado tanto para el uso urbano como para incursiones ligeras fuera del asfalto, algo muy poco habitual en la primera mitad de los años noventa. Opel buscaba así reinterpretar el Corsa, transformándolo en una especie de utilitario agrandado cuando la categoría de los crossovers aún no existía formalmente.
Aunque el proyecto nunca llegó a la producción en serie, el Scamp II resulta especialmente interesante porque anticipaba con claridad el auge de los crossovers compactos que dominarían el mercado años después. Más de una década antes de que modelos como el Nissan Juke o el Renault Captur popularizaran este formato, Opel ya había mostrado cómo un coche pequeño, elevado y con aspecto robusto podía convertirse en un éxito.
El prototipo se presentó además junto a otros ejercicios de estilo sobre la base del Corsa, como el Tigra, lo que reflejaba la continua voluntad de la marca por experimentar y diversificar su oferta.