»Todo lo que un automovilista exigente pueda desear se encuentra reunido en él», prometía Opel al referirse al buque insignia de su flota, el Admiral. El modelo se situaba por encima del Opel Super 6, que también había sido presentado en febrero de 1937 en el IAMA. Destacaba por su refinado equipamiento y por un motor de seis cilindros de 3,6 litros.
De fábrica, este automóvil de lujo se ofrecía como berlina cerrada de cuatro puertas, como limusina Pullman y también como cabriolet de cuatro puertas. El elegante diseño incorporaba elementos del Art Déco, tanto en la carrocería como en el tablero de instrumentos. El catálogo de Opel de 1937 señalaba: «Los asientos traseros están dispuestos para tres personas, de modo que el Admiral resulta un coche de viaje especialmente cómodo». El fiable motor de 3,6 litros impresionaba por su suavidad de funcionamiento. «Su velocidad máxima supera los 130 kilómetros por hora; en la autopista demuestra así plenamente su gran habilidad: la capacidad de mantener altas velocidades durante un largo tiempo sin sufrir averías». Durante algún tiempo, este modelo superior de Opel alcanzó una cuota del 25 por ciento en el mercado de automóviles de lujo.
Los clientes también podían encargar solamente un chasis con capó, guardabarros y parabrisas, que posteriormente Hebmüller o Gläser transformaban en cabriolets de dos puertas.
Tras el final de la guerra, la producción de motores de 3,6 litros en Rüsselsheim no se destinó a una nueva edición del Admiral, pues sencillamente no existía mercado para bienes de tal lujo. No fue hasta 1964 cuando Opel presentó una renovación completa de este modelo.